Paisaje

 

Cada día es una oportunidad para soñar, y crear.

Pero, ¿qué es lo que creamos?

A veces estamos inmersos en nuestros dramas personales y no vemos la paz que siempre tenemos a nuestra disposición. A veces miramos nuestras emociones, y si encontramos algo negativo, pensamos que no debería estar ahí, que “no es justo” tener esa experiencia. A veces queremos solo un camino de alegría y risas.

Pero es curioso, cuando queremos ver solamente lo bueno, lo positivo, lo agradable; entonces lo negativo vuelve una y otra vez. ¿Y por qué?

Existe una ley en el Universo, y es la ley del equilibrio. En el mundo de la manifestación, que es en el que vivimos ahora, para registrar una experiencia es necesario vivir los contrastes que vienen con ella.

Si queremos sentir calor, necesitamos experimentar el frío y el calor. Si queremos sentir relajación, necesitamos conocer primero la tensión. Si queremos vivir la alegría y el placer, es necesario conocer la tristeza y el dolor.

La experiencia no se compone de uno de los dos lados, sino de los dos, y la paz aparece cuando te das cuenta de que toda experiencia es dual, y que todas las mitades pueden ser abrazadas con tu Amor.

Ese amor grande, sagrado, que todo lo abarca y que está detrás de todas esas experiencias con dos mitades.

Y ese Amor eres tú. No solo está en ti, sino que tú estás hech@ de ese Amor.

En mi camino he llegado a sentir durante largos periodos una gran paz interior, y te invito a lograrlo observando tus emociones con otros ojos, con la mirada del Amor, con la mente en silencio.

Desde ese lugar, cada cosa que te sucede es solo una onda que viene, y que se irá; y de esa forma puedes dar gracias por todo lo que pasa en tu vida, positivo o negativo, sabiendo que siempre es parte del guion de tu obra maestra, que está en todo momento dirigida por tu alma sabia.

No hace falta crear más dolor creyendo que está “mal” la mitad negativa de una experiencia, no tienes que negarla, pues eso solo la atraerá más a tu vida. Cuando la aceptas, al ser reconocida, desaparece en el océano de tu presencia.

Confía, todo ocurre por una buena razón. Y a través de la aceptación ocurre el milagro.

Te mando un afectuoso saludo,

Manuel Requena

 

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