Niño feliz en el bosque de luz

¿Te gusta ayudar a otros?

¿Te sientes un poco o muy diferente de lo “normal” o de lo establecido?

Si es así, quizás no seas una persona tan rara como alguna vez hayas podido pensar…

Yo, cuando era pequeño, siempre me sentí un poco diferente a los demás. Bueno, más que un poco, bastante. Y lo peor es que sufría porque quería ser igual a los demás.

Me sentía más sensible, no me gustaban los mismos juegos ni bromas que a la mayoría de mis compañeros, y siempre me faltaba la sensación de pertenecer al grupo. Quería ser aceptado, y me culpaba por no atraer el amor que tanto anhelaba.

No sería hasta hace tiempo, en 2012, cuando descubrí con gran alegría por qué me sentía diferente, y empecé a investigar qué significaba ser YO: ¡Por fin ya no tenía que parecerme a los demás! Ni pasar desapercibido (si no quería), ni esforzarme en ser lo que no era.

Descubrí que ser diferente no es algo malo, y que tenía muchos miedos guardados en mi alma y en mi corazón, tras muchas vidas vividas con gran dolor y sufrimiento. He pasado algunos de los siguientes años sanando ese dolor, y dejando salir mi verdadera esencia. Y sigo aprendiendo a hacerlo cada día más.

Descubrí que en este planeta, la Tierra, hay muchos tipos de almas. Las hay más jóvenes, y las hay más antiguas. Da igual donde nazcas, tu color de piel o tu sexo. Tu alma puede ser muy joven, casi un bebé, o puede ser muy antigua, con muchas existencias en este o en otros planetas a sus espaldas.

Y aquí llega la pregunta.

¿Qué es eso de ser un Errante?

Es una forma de llamar a las almas que ya han vivido varias experiencias dentro del amor, una vez han elegido en tercera densidad (donde nacen las almas) el camino del servicio a los demás.

Son almas que han caminado ya por las lecciones del amor y compasión de cuarta densidad, el sendero de la luz o sabiduría de quinta densidad, o incluso han buscado el equilibrio de la unidad de sexta densidad; normalmente en otros planetas y lugares del Universo distintos a la Tierra, y sucede que les gusta viajar a nuevos planetas que necesitan ayuda para compartir su amor y seguir aprendiendo a amar de formas cada vez más profundas y sutiles.

También pueden ser almas que ya han despertado a la conciencia del amor en tercera densidad, vibrando así en cuarta y siendo errantes por su naturaleza amorosa y de servicio, aunque estén en su mismo planeta de nacimiento.

Como ya han pasado la infancia del alma, donde la conciencia individual aún está decidiendo si quiere servir principalmente al yo o a los demás, ellas saben algo del amor, y eso a veces les ayuda, porque les permite poner amor donde hay dolor y saber lo valioso que es, pero a veces duele, porque son más sensibles a las injusticias y a la inconsciencia que produce dolor a otras personas.

¿Cuál es su misión?

También se las conoce como almas trabajadoras de la luz y, si bien todas las almas tienen un propósito en la existencia, los errantes sienten dentro normalmente una llamada clara a manifestar su propósito vital, siempre relacionado con el amor y el servicio a los demás.

Conocen el valor de la compasión y del perdón, saben lo maravilloso que es entregar su amor a otros, sin esperar nada a cambio, y algunos comprenden también el valor de la sabiduría al expresar su amor, y buscan que el amor llegue de la mejor forma posible, equilibrando el dar y el recibir.

Pero también a veces se olvidan de su misión y de su plan.

Como la Tierra está pasando de tercera densidad (la de la elección) a cuarta densidad (la del amor o compasión), el libre albedrío de las almas es la máxima prioridad, y por eso los errantes están sujetos al proceso del olvido de tercera densidad, que les hace integrarse con los que les rodean, pero al precio de poder olvidar para qué están aquí.

Aun así, antes de venir saben perfectamente el riesgo, y lo aceptan con gusto, pues son almas valientes y con el corazón puro, y su mayor deseo es ayudar a que el mayor número de almas posible pasen a la siguiente densidad, donde podrán continuar aprendiendo las lecciones del amor, acompañadas de los seres queridos que pasen con ellas a la densidad de la compasión.

¿Te suena de lo que hablo?

Feliz en la montaña

¿Cómo saber si eres un errante?

  • Observa aquello que te inspira. Si te gusta mucho ayudar a los demás, puede que ya conozcas los caminos del amor, que en tercera densidad suelen ser desconocidos.
  • ¿Sientes una llamada en tu interior, como una sensación de propósito? Quizás viniste con un plan de ayuda a otros seres.
  • Aunque a veces te sientas perdid@, ¿tienes la sensación de ser un alma vieja, que ha vivido mucho? Podría ser así.
  • ¿Te has sentido alguna vez sol@, como si no llegaran a comprenderte bien, o no acabaras de comprender bien el mundo que te rodea? Es posible que vengas de un lugar mucho más amoroso, y lo has olvidado.
  • ¿Te cuesta aceptar el dolor, la guerra, la injusticia, la pobreza y muchas experiencias difíciles que ves o sientes en este planeta? Cuando el alma tiene el corazón abierto, siente que el dolor del mundo es como si fuera suyo, y a veces olvida que está en un planeta de almas bebé, que aún se pelean por falta de amor.
  • Pregúntale a tu corazón. Seguro que sientes la respuesta, y la vida te va mostrando señales que te lleven a reconocer tu verdad.

Y… ¿qué puedes hacer si te sientes así?

Yo solo puedo contarme mi experiencia y cómo he gestionado el sentirme un alma antigua.

A mí personalmente me ha ayudado a no sufrir tanto por sentirme diferente, a entender que estoy en una escuela con almas de todo tipo de edades y experiencias, y que si veo dolor e inconsciencia puedo comprender que a veces son solo niños que, jugando inconscientes, se hacen daño sin saberlo.

Puedes también darte cuenta de cuál es tu verdadero lugar, y empezar a conectar con tu verdadero propósito, con la misión de amor que tenía tu alma antes de venir.

Puedes recordar que no has venido aquí a sufrir, sino solo a recordar tu amor y compartirlo con otros, a través de simplemente Ser. Tu misión no tiene por qué ser hacer algo, a veces solo Ser tú mism@ es suficiente, pues tu corazón abierto es un faro que ilumina el camino a las almas jóvenes que desean abrirlo también.

Y me gusta no olvidar que yo también estoy aprendiendo, y que aunque haya avanzado algunos pasos más que otras almas, todos hemos pasado por los mismos errores y experiencias similares, y que así aprendemos el valor de la compasión, cuando podemos ver el camino del otro con humildad y respeto.

Y así, si todos vamos poco a poco despertando, la humanidad irá llenándose de pequeños, pero poderosos, faros de luz, que continuarán el camino empezado por los primeros errantes hace ya muchos años, para que la Tierra pueda hacer su transición a la densidad del amor de la forma más armoniosa posible.

Te saludo, compañer@ errante. Que tu camino esté lleno de gozo y de amor, pues así se lo merece toda alma del Universo.

Nos vemos en el camino.

Manuel Requena

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