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¿Conoces la sensación de estar muy bien contigo y con el mundo, y de repente darte cuenta de que las cosas se han torcido y nada parece funcionar bien?

Yo la llamo “salirme de mi centro”, y es cuando me doy cuenta que en lugar de escucharme y fluir con lo que soy en mi esencia, empiezo a dejarme llevar por creencias o influencias externas, y me desconecto de mi amor hacia mí mismo y hacia los demás.

Es como si tuviéramos que perdernos de vez en cuando, para poder volvernos a encontrar después. Y no siempre es fácil volver a encontrarse a uno mismo, pero la clave es esta:

No te olvides de que eres AMOR.

Quizás tu expresión del amor hacia ti y hacia otros sea diferente que la mía, pero puedes encontrar siempre personas con quien compartir de forma armoniosa tu tipo de amor, y recibir el suyo.

No todos estamos obligados a aceptar la forma de amor del otro, pero siempre que aparece alguien en nuestra vida, es para enseñarnos algo, y tal vez sea para aprender a recibir ese tipo de amor, o para dejarlo ir si no resuena con nosotros.

Lo que sí es seguro, es que el mundo está lleno de personas jugando al juego del amor, y que podemos jugar a ciegas, o ir descubriendo las reglas para poder jugar con más diversión y disfrute.

Siéntete libre de amar, de equivocarte, de disfrutar, de salirte de tu centro, y de recordar que siempre puedes volver a estar presente (con presencia, con conciencia) en tu vida, para abrirte al juego del Amor.

Porque cuando vives la vida abriéndote al juego del Amor, vuelves a disfrutar del amor como un niño.

Te deseo una semana maravillosa, llena de Amor, Plenitud y Sabiduría.

Un afectuoso saludo,

Manuel Requena

 

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