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Las relaciones humanas son un misterio.

Cada vez que conoces a alguien, tu mundo cambia, y cada parte de tu Ser empieza a actuar de una nueva forma que desconocías.

Y en el mundo de las relaciones sentimentales es mucho más aparente y radical este cambio.

En mi caso, cada relación en la que ha habido grandes sentimientos, me ha cambiado la vida completamente. Unas veces para mejor, y otras para remover hasta el último de mis cimientos.

Recuerdo que una de mis relaciones hace muchos años con una mujer me llevó a perderme a mí mismo, para luego volver a encontrarme de nuevo, y reencaminarme al que ahora es mi destino y mi camino de servicio a los demás.

Nunca podemos saber cuándo algo que parece doloroso y perjudicial nos puede llevar precisamente hacia el lugar hacia el que queremos ir.

De hecho, una cosa que he aprendido en mi vida, y que varias personas que considero maestros me han ayudado a confirmar, es que cada situación que vivimos es la perfecta, para llevarnos a experimentar la mejor versión de nosotros mismos.

Muchas veces no entendemos eso cuando vivimos el dolor, la pérdida, el desamor, el rechazo; pero con el tiempo, todo se coloca en su sitio y descubrimos que la vida no podía haber sido de otra forma, y que eso que nos sucedió nos ha enseñado una lección valiosa que nos ayudará el resto de nuestra vida.

Pero hay mucho más que aprendizajes a través del dolor.

Hay momentos de tu vida en los que empiezas a sentir que has andado una parte del camino del alma, y que tu fe en el amor te empieza a mostrar las recompensas de la vida.

Cuando llevas mucho tiempo confiando en el amor, a veces descubres que ese amor que te vas dando a ti mismo empieza a manifestarse a través de otra persona que llega a tu vida.

Y no es necesariamente una fantasía ilusoria, ni un sueño, si eres capaz de verlo con el corazón tranquilo, con confianza, con sabiduría.

Y es que las relaciones se pueden convertir en una bendición, si puedes mirar el mundo con un corazón sencillo y sin expectativas.

Quiérete, ámate, bendice cada relación, y cada persona que entra en tu vida, porque seguro que es para tu mayor bien.

Y recuerda, cuando vives tus relaciones desde el amor a tu propio Ser, la vida se vuelve una bendición.

Te deseo una semana maravillosa, llena de Amor, Plenitud y Sabiduría.

Un afectuoso saludo,

Manuel Requena

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