Océano

Hay ocasiones en que la vida está en calma. El sol brilla, o las nubes te dan paz, los momentos son instantes agradables que aparecen ante ti sin esfuerzo, fácilmente.

En esos momentos puedes enfocarte en agradecer el presente, en cosechar algún aprendizaje de lo vivido, o quizás en sentir simplemente esa paz en tu interior.

Tú eres un océano de paz y amor, y a veces en tu superficie asoman las olas de la vida, pero no pueden cambiar tu naturaleza. No eres las olas, eres el océano. Es solo que a veces se nos olvida, y lo recordamos cuando llegan de nuevo esos suaves momentos de paz.

Pero la paz la puedes mantener en tu corazón si lo deseas.

A pesar de que un día, tiempo más tarde, aparezca de nuevo un temporal o una tormenta en tu vida, que te lleve a vivir nuevas olas, puedes vivirlo diferente si recuerdas quién eres. Puedes recordar que eres paz, que eres amor, que eres océano.

Y entonces lo que vives ya no es un esfuerzo, ya no es una dificultad, sino una onda que pasa por tu inmensidad, algo que te permite experimentar cosas nuevas, siempre con partes buenas (la cresta de la ola) y con partes malas (el valle de la ola), pero simplemente es una ola en tu inmensidad.

Y ahí te das cuenta de que la vida es un misterio, y que tu ser es una parte importante de ese misterio, pues tienes la importante misión de ser el observador de las olas, y el surfista que cabalga en ellas.

Que tu viaje te lleve hacia las islas de tus sueños, y que recuerdes siempre que eres, no solo el capitán de tu barco, sino también el océano mismo en el que navegas.

Te mando un gran abrazo de amor,

Manuel Requena

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