paisaje

 

Hola, querid@ amig@:

 

Como sabrás si me has seguido desde hace tiempo, llevo varios meses desconectado casi totalmente del mundo en lo referente a mi proyecto de “los mensajes de tu cuerpo”, y quería contarte lo que he vivido en este tiempo, y a dónde voy ahora.

 

Hace ya siete meses presenté mi primer libro, “Aprende a interpretar con amor los mensajes de tu cuerpo”, y después de hacerlo, me sentí muy cansado. Agotado, de hecho.

 

Ahora sé que estaba cansado de muchos años de intenso trabajo personal, de muchos aprendizajes en los que había conectado con mi dolor, de muchas relaciones complicadas en las que no sentía el amor que deseaba sentir, incluso de haberme impuesto un ideal de perfección que me impulsaba a preguntarme qué más podía hacer para “hacer lo correcto”.

 

Y mi alma me dio un aviso claro: “Es hora de parar”. Y paré. (Y voló. ―broma de internet 😉 ―).

 

Me tomé lo que pensé que eran unas breves vacaciones, para recuperar fuerzas, y que al final se han convertido en más de seis meses de no hacer nada, excepto lo que necesitaba para estar bien.

 

Ni siquiera he dedicado energía en ese tiempo a sanar ninguna herida interior, llevaba demasiados años haciéndolo desesperadamente, como si pudiera quitar todo el dolor de una vez. Ahora sé que no se puede así, que normalmente lleva su tiempo, y que hay que disfrutar más de la vida entre medias.

 

La única dificultad que he afrontado este tiempo ha sido el miedo. El miedo a quedarme sin recursos si no hacía nada, el miedo a no “estar haciendo lo correcto” (hasta que me ha dado igual), el miedo a permitirme disfrutar la vida sin más. Y otros miedos.

 

Me he permitido tomar decisiones difíciles que me indicaba mi corazón desde hace tiempo, pero que no me permitía tomar del todo, por miedo a “no estar haciendo lo correcto”. Una de ellas ha sido renunciar a ver y cuidar de mi hijo y dejarle libre, liberándome a mí también. Ha sido una de las decisiones más difíciles que nunca he tomado, y he tenido que reflexionar casi dos años para poder tomarla de verdad. Y sé que he hecho lo que mi corazón decía, porque llevo mucho tiempo aprendiendo a escucharlo, y no lo he hecho muchas veces.

 

También me han pasado cosas agradables, una vez decidí cuidarme.

 

Encontré una casa bonita donde he podido vivir este tiempo tranquilo (quitando el llanto ocasional de los hijos de los vecinos y una obra cercana), y me he permitido disfrutar de las cosas sencillas: una comida saludable, un paseo por el parque, ver una serie de televisión, ver árboles, escuchar música suave, abrazarme y darme mucho amor…

 

Y lo que más alegría me ha dado este tiempo: Sacar a la luz a mi mujer interior, Alicia. Siempre he buscado a la mujer de mis sueños fuera y, como dicen los sabios, resulta que estaba todo el tiempo dentro. Como es una historia llena de pequeños detalles, no la contaré ahora, pero he descubierto que para mí es importante expresar mi naturaleza femenina, además de la masculina, y que sigo siendo la misma persona, el mismo Ser, la misma alma, pero con nuevas facetas, que veo muy hermosas.

 

En todo este tiempo no he sentido el deseo de crear (con un hijo y un libro debía de ser suficiente), y me he permitido residir en la nada, en la incertidumbre, mientras el tiempo pasaba y mis recursos disminuían. Y lo he vivido con aceptación.

 

De todo esto he aprendido a integrar varias cosas:

  • Si confías en tu corazón, tu salud mejora y tu entorno te muestra más amor.
  • La fe se desarrolla eligiendo confiar en lo que sientes que es verdadero, en situaciones difíciles.
  • Todos merecemos amor solo por ser, y no por lo que hacemos o tenemos.
  • Parar y cuidarse está bien, y es necesario de vez en cuando.

 

Hace poco empezaron a llegarme señales de que era hora de empezar, poco a poco, a actuar. Estoy relajado, confiando, con muchas incertidumbres, y con algo de energía, pero no mucha aún, así que iré despacio.

 

Sé que todo irá llegando, y he decidido seguir las señales que me va dando la vida.

 

Voy a reconstruir la página web de los mensajes de tu cuerpo, aunque tardaré un tiempo, y quiero empezar a dar talleres de nuevo, pero a un nuevo ritmo, y espero que más centrado en cuidarme y estar bien.

 

Te seguiré informando, porque quiero compartir contigo todo lo que me ha ayudado a escuchar el camino de mi corazón.

 

Y sé que cada uno tiene el suyo, y que a veces sentirás que no es fácil, pero sé también que es el único camino que merece la pena caminar.

 

Espero que estés bien, y que nos veamos pronto, para compartir la magia del camino.

 

Un fuerte abrazo de amor.

 

– Manuel Requena Usano –

 

 

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