paisaje

 

Cada vez que algo termina, hay un nuevo comienzo.

Tras el día llega la noche, tras el fin de año llega el año nuevo. Y tras la vida, llega una nueva vida.

Las personas que conozco que me han hablado de sus experiencias más allá de la muerte, y muchas otras que he leído, me confirman que al morir empieza una nueva experiencia, normalmente llena de amor, y desde la cual puedes elegir regresar a otra nueva vida.

Dicen incluso que cuando, desde allí, eligen volver, las almas no saben a dónde van exactamente, como si les diera un poco de miedo “ir al otro lado”, justo como nos pasa aquí.

Lo bonito es ver cómo todo cambia, y siempre podemos ver la vida como una sorpresa, algo nuevo que a veces nos da miedo, pero donde no hay nada que temer, pues todo siempre sale bien.

Y cuando percibimos el final de un ciclo, es bueno dedicar un poco de tiempo a reflexionar sobre lo que hemos aprendido, volver la vista atrás y unir los puntos que nos llevaron a donde estamos, cuando anteriormente no veíamos esa conexión entre lo que nos sucedía.

Leyendo el discurso de Steve Jobs en la universidad de Stanford, he recordado tres puntos importantes a recordar en el camino:

  • Confía en lo que sientes que es correcto, en tu instinto, en la vida, en el destino, en lo que quieras. Los puntos se unirán en el momento apropiado.
  • No te conformes con lo primero que encuentres. Si no te apasiona, o no te llena, sigue buscando. Ten fe en que puedes disfrutar lo que haces, y hacer lo que amas.
  • Sé insaciable, sé insensat@. No dejes que el ruido de otras voces apague tu voz interior. Tu corazón y tu intuición saben hacia dónde te diriges.

Así que recuerda: al mirar atrás, alégrate por lo mucho que has avanzado y crecido, en las pequeñas y grandes cosas, y atrévete a seguir cambiando, a seguir transformándote, a crecer en el amor.

La vida a veces te elevará y a veces te bajará a lo más profundo, pero si escuchas a tu corazón sabrás que has obrado bien.

Te mando un afectuoso saludo,

Manuel Requena

 

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