Tu cuerpo es un templo.
Es el lugar físico donde tu conciencia puede vivir y experimentar cada minuto de tu existencia, y te sirve con devoción y afecto.
No eres tú, es tu cuerpo, y tú eres mucho más, pero tu cuerpo es un fiel aliado y compañero.
¿Te puedo contar una historia?
Ahí va:
“Un día me desperté de la cama, y me miré en el espejo, como tantos otros días. Estaba a punto de criticar una parte de mi cuerpo que no me gustaba, cuando de repente fui consciente de lo que iba a hacer. Estaba hiriendo profundamente a una parte de mi ser, la parte más física y tangible, y no era la primera vez.
En ese momento, decidí algo. Decidí que no me diría nunca más cosas feas. Decidí que, a partir de ese momento, me trataría con amor y respeto, y aceptaría cada parte de mi cuerpo que no me gustara. Y me perdonaría por no amarme a veces.
Y entonces, decidí hacer algo más.
Cada vez que me fuera a duchar, cuando viera mi cuerpo desnudo, le diría algo bello, y le cuidaría y mimaría como nunca. Y así lo hice.
Día tras día, al meterme bajo el agua, acariciaba mi cuerpo, le mandaba amor con mi intención a cada una de mis células, y le decía: -¡Precioso! ¡Bonito!-. Y mi cuerpo me devolvía a veces un estremecimiento de placer, o me ayudaba a entenderlo mejor, a escuchar sus susurros, a darle lo que necesitaba.
Cuando algo no me gustaba aún, le mandaba más amor a esa parte del cuerpo, y así seguí mes tras mes.
Y cuando había pasado mucho tiempo, volví a recordar que había partes de mi cuerpo que no me gustaban. Pero ya no era tan difícil amarlas. El camino era más ligero, más fácil, había menos dudas, menos miedo.
Y por fin, pude ver el poder del amor por mi cuerpo.
Ese cuerpo que me lleva a cada lugar, que me permite sonreír, acariciar, besar, debatir, crecer, trabajar en lo que me gusta, expresar mi amor.
Y ese día, descubrí que podía amar mucho más que mi cuerpo. Podía amar mis defectos, mis dudas, mis miedos, mi mal humor, mis deseos de hacer daño, todos los aspectos de mi ser, y abrazarlos con amor.
No siempre es fácil, pero es como con el cuerpo, poco a poco aprendes el hábito, y cada día es más fácil.
Y un buen día me di cuenta de que cuando mi cuerpo me ayuda a amarme, siento que detrás de todo hay un universo de Amor”.
Te deseo una semana maravillosa, llena de Amor, Plenitud y Sabiduría.
Un afectuoso saludo,
Manuel Requena
Buenos días Lolo,
Me encantan tus comentarios sobre nuestros cuerpos.
Gracias por reforzar nuestra practica de querernos y apreciarnos.
Somos seres bellos, llenos de amor y paz.
Cuando practicamos reemplazar el “yo” con el “nosotros”, aprendemos a apreciar la belleza no solo dentro de nosotros sino dentro de los demás. Consecuentemente cada encuentro se vuelve en un regalo del universo que nos está otorgando una oportunidad para crecer y aceptar nuestra belleza.
Gracias por crear un espacio de amor para querernos a nosotros mismos.
Un abrazo,
Gonzalo